Hunter's Chronicles

Aqua y Kairi son dos jóvenes normales pero sus vidas se van a unir muy pronto cuando las lleven a una academia de cazadores de vampiros, donde descubrirán su verdadera identidad.

Historia de Kairi

Noche 1 : Luna escarlata
Todo estaba tranquilo, el abuelo se estaba tomando una cerveza mientras veíamos juntos nuestro programa del domingo, el mejor humor siempre nos esperaba a la misma hora y no nos estaba defraudando.
Luna, mi gata, se encontraba acurrucada en el sillón hasta que un ruido la hizo saltar del sofá y dirigirse a mi cuarto.
“Ah, no, que seguro que te subes a mi ordenador para buscar calor y luego me lo estropeas”- Pensé.
Cuando entré encontré a Luna en la ventana observando el exterior, me acerqué sigilosamente y la cogí desprevenida haciendo que del susto ella saltara por encima de mí y se fuera de nuevo al salón.
-Rayos, tendré que dejar de asustarla, ya lo dice mamá, una mala reacción podría hacerme daño, sin necesidad-Dije mientras abría la ventana.
Una suave brisa recorrió la habitación, me senté en el borde de la ventana y eché un vistazo al cielo.
“Para ser un edificio que da a otro, siempre tiene la mejor franja del cielo nocturno”
De repente, observé una sombra en el edificio de enfrente, parecía un chico, tenía cabellos castaños y se movía con agilidad y elegancia, me sentía como si estuviera viendo a un dios, pero en un momento dado se giró y lanzó una mirada a mi ventana y así descubrí como era su mirada, sus ojos desprendían fuego y eran del color del rubí.
Esa miraba me infundía miedo pero a la vez no podía dejar de mirar hasta que mis ojos empezaron a resentirse de estar tanto tiempo sin descansar, así que cerré los ojos con fuerza y los volví a abrir pero él ya no estaba, volví a echar un vistazo al cielo y lo que vi me impactó, la luna se había transformado, ahora lucia un resplandor escarlata, me restregué los ojos para asegurarme de que no era una alucinación y cuando volví a mirar la luna había vuelto a su estado normal.
Estaba confundida pero sacudí la cabeza para deshacerme de mis pensamientos e inspiré profundamente.
“Estas vacaciones de verano y ver tanto la tele me están pasando factura”
Antes de volver al salón escuché un sonido de cascabeles pero no le dí importancia, cuando terminó el programa el abuelo y yo nos fuimos a dormir,
Me recosté y miré al techo, poniendo las ideas en orden, Luna aprovechó y se acurrucó en mi regazo, yo la acaricié y vencida por el cansancio del día me dormí enseguida.

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Al día siguiente me levanté temprano y preparé la bolsa para la piscina, no tenía ni pizca de ganas de ir, sobretodo después de quedar fatal ante el suplente de mi monitor, Carlos, tras su clase acabé rendida y encima dijo que solo estábamos empezando.
Cuando terminé fui al salón a ver la tele.
Rato después apareció Mamá y preparó el desayuno.
Fui rápidamente a la cocina, nada más acabar de prepararlo cogí mi bandeja y me dispuse a salir de la cocina pero mi madre me detuvo.
-Kairi, recuerda masticar y no comer a lo loco, que así es normal que tu estómago parezca un agujero negro
-Que sí- Le contesté.
Tras acabar el desayuno la mañana giró entorno a la tele, de ahí al ordenador, del ordenador al tuenti, pasando por Facebook y el blog que tenemos una amiga y yo y de ahí de nuevo a la tele.
Tras comer me vestí rápidamente y salí de casa pitando, si no me daba prisa no cogería la guagua de las menos diez.
Por desgracia cuando llegué la guagua había arrancado y al parecer no fui la única a la que dejó tirada.
Había un chico que estaba jadeando por el esfuerzo, al parecer debió de venir corriendo al igual que yo.
-Parece que nos ha pasado lo mismo- Dije intentando ser amable
-Tienes razón-Me contestó el chico- Tanta carrera para nada.
-Si, es verdad y encima voy a llegar tarde- dije apesumbrada.
-¿Entonces, qué vas a hacer?- Preguntó.
-Lo único que puedo hacer es esperar otra guagua- Le contesté.
-¿Y por qué no coges un taxi?-Propuso.
-Estoy sin blanca- le dije enseñando mis bolsillos.
El joven calló por un momento, respiró y con un silbido llamó a un taxi que pasaba, me cogió de la mano y me metió en el coche.
Cuando cerró la puerta, le increpé algo enfadada.
-No puedes hacer esto, se le llama secuestro-
-No lo es porque no es contra tu voluntad y además te estoy haciendo un favor- se limitó a contestar, mis ánimos se calmaron y me puse a mirar el suelo del coche.
-pues entonces ¿A donde nos vamos?- preguntó el conductor.
Yo continuaba con la cabeza agachada y contesté
-A la piscina del Waterfull Gardens-
-De acuerdo- contestó el conductor y arrancó.
Durante el trayecto estuve en la misma posición hasta que metros antes de mi parada alcé la vista y observé el rostro del joven, a contraluz se parecía mucho a aquel chico de la noche pasada pero sus ojos no eran rojos sino verdes, me percaté de que tenía un tatuaje en el cuello unas líneas que formaban un cuadrado pero sin tocarse, en las esquinas unas espadas y en el centro de todo un circulo.
No parecía un tatuaje común y me preocupé porque pensé en las reglas de mamá
“Regla número 1, no te metas en coches de desconocidos y menos si son guapos y regla numero 2 si llevan tatuaje estás perdida bonita.
Cuando el coche paró, el chico pagó al conductor y salió conmigo, me extrañé así que se lo pregunté.
-¿Por qué no seguiste en el taxi si tenías que ir a algún sitio?-
-Porque… al igual que tu, tengo que ir a esta piscina- se limitó a decir.
Se fue alejando hacia el interior de la piscina y yo me quedé mirando como se alejaba, sacudí la cabeza y salí de mis ensoñaciones
-Si no me doy prisa llegaré tarde de todas formas- me dije a mí misma así que corrí hacia los vestuarios, rezando porque al destino no me hiciera la jugarreta de ponerle en el mismo grupo del cursillo que yo.
Por suerte, el destino se portó bien y no me hizo la faena, cuando terminé la clase me fui directamente al vestuario y cuando salí le vi, pensé en darle las gracias porque entre tanto se me había olvidado pero al intentar acercarme una marabunta de chicas me echó a un lado haciéndome caer de culo.
-Auuu, tened más cuidado por favor- me quejé, me levanté y me sacudí el polvo.
Me fui adentrando en la marabunta hasta casi llegar a la primera fila.
Allí estaba, hermoso e imponente y junto a el una chica de cabellos rojizos liso y ojos marrones, un rubio con ojos azules bastante inquieto pero sin dejar de ser espectacular y un poco más alejado un moreno con mirada dura y misteriosa, parecían modelos y la pelirroja se mostraba muy cariñosa con el chico, al verles cogidos de la mano me dio una punzada al corazón y me alejé lo más rápido que pude.
“¿Por qué huyo? Debí haberlo imaginado, solo fue un gesto de amabilidad, no tendría que haberme hecho ilusiones”
Me fui a casa corriendo y entré sin decir nada, me fui a mi cuarto y me tumbé en la cama. Pasaron horas hasta que me levanté y me fui a la biblioteca, refugiarme en los libros me ayudaría.
Permanecí en la biblioteca hasta las nueve, hora en la que cierran y me fui a casa por un callejón que no conocía muy bien pero aún así sabía que llevaba a mi calle por lo que continué.
Mis pisadas eran lo único que se escuchaba, hasta que un viento frío y cortante empezó a invadir el callejón y la oscuridad parecía engullirlo.
De repente, sentí una presencia a mis espaldas por lo que me giré rápidamente pero no había nadie. Seguí caminando como si nada pero mi interior me decía que algo malo iba a ocurrir, volví a sentir la presencia y de nuevo me giré pero esta vez pude ver una sombra.
Asustada, comencé a correr, pero la sombra no dejaba de seguirme hasta que tropecé y caí al suelo, intenté levantarme pero me había torcido el tobillo.
La presencia se acercaba más y más pero era incapaz de verlo, mi corazón empezó a latir muy fuerte, tanto que me oprimía el pecho y casi me quemaba, el dolor era insoportable.
No sabía que ocurría pero estaba segura que no era nada bueno, y no me equivocaba.
Sin darme cuenta la presencia se había colocado a mi lado y al percatarme giré lentamente la cabeza.
Quién se encontraba a mi lado era una mujer de 50 años, pelo canoso recogido en un moño, labios carnosos pintados con carmín rojo, un vestido de chaqueta rojo, estaba sonriendo, sus ojos eran del color del ópalo.
-¿Qué haces aquí?- Me preguntó sin dejar de sonreír.
-Estaba volviendo de la biblioteca y me caí- le contesté señalando mi tobillo herido.
-Que mala suerte, bueno, para ti, no para mí- dijo soltando una carcajada.
Su gesto hizo que del miedo pudiera levantarme y, a pesar del dolor conseguí echar a correr. La mujer no me siguió, solo dijo con voz de ultratumba.
-No pequeña, llevo demasiado tiempo sin probar a una joven y no pienso dejarte escapar-.
Alzó la mano, cerró los ojos y luego los abrió con violencia, lo que ocurrió luego no puedo describirlo, una fuerza sobre humana paralizó mi cuerpo y me hizo caer de nuevo, la mujer se acercó de nuevo a mí, pero ya no parecía humana sus pupilas se habían estrechado como un gato y su iris se había vuelto rojo, su boca se había ensanchado y mostraba unos colmillos amenazadores.
Agarró mi cuello con sus manos y acercó su boca a el.
Cerré los ojos, resignada de que moriría a manos de ese monstruo.
El ser esbozó una sonrisa y me susurro al oído.
-Tranquila, relájate, esto no te dolerá… mucho-.Estaba a punto de clavar sus colmillos en mi cuello cuando se escuchó un disparo.
Abrí los ojos en un acto reflejo y pude comprobar que seguía viva y de una pieza miré a mí alrededor y solo vi la ropa del ser y ceniza desperdigada alrededor.
Alcé la mirada y vi a un joven de espaldas, guardando una pistola, era alto, vestido con un abrigo color arena, no sabía de donde había salido pero me había salvado la vida.

Noche 2. Cazadores.

<< ¿Qué es este lugar?>>

<< Es muy oscuro y lúgubre>>
<< Estoy sola, rodeada de ellos>>

<< Débil, indefensa y vulnerable, así soy yo>>

<< Eso no es verdad>>

<< ¿Tu quién eres?>>

<< Por favor no me mires a los ojos, está prohibido>>

<< ¿Por qué?>>

<< Porque no soy como tú>>

Splash.
-¿¡Qué ocurre!?- grité. Estaba empapada, alguien me había echado un cubo de agua encima.
-¿Ya estás despierta?, has  tardado mucho- Dijo una voz que no reconocía.
-¿Quién eres tu y que haces aquí?-Le pregunté enfadada- Esto es allanamiento de morada, que lo sepas.
-Menuda forma de darme las gracias por salvarte la vida anoche- respondió.
-¿Anoche?- pregunté intentando recordar pero la cabeza me dolía demasiado como para pensar en cosas así.
-No te esfuerces Kairi, es mejor que no lo recuerdes- Dijo mi madre entrando en la habitación.
-¿Mamá? ¡Mamá!- Grité al darme cuenta de que Mamá me había pillado con un chico en mi habitación- No es lo que parece, de verdad, el está aquí porqué según él me salvó.
-Tranquila, ya lo sé- Dijo mi madre en tono dulce.
-¿Ah, sí?- le pregunté pensando que había echo el tonto sin necesidad.
Ella asintió.
El joven tomó la palabra.
- Por suerte solo era un básico y no muy listo dicho sea de paso-.
-Lo sé, pero ellos siempre son peligrosos, da igual el rango- dijo mi madre con mirada seria.
-¿Ellos?- Pregunté extrañada, no me estaba enterando de nada.
-Vampiros- dijo el chico de manera cortante.
Di un grito ahogado, no me podía creer lo que estaba escuchando.
-¿Vampiros? ¿Eso existe? Yo pensaba que eran un mito- dije.
-Pues son tan reales como la vida misma- Dijo el abuelo entrando también en mi habitación.
-Abuelo, mamá ¿Cómo sabéis tanto sobre este tema?- les pregunté extrañada.
Pensé que contestarían diciendo que lo habían leído en algún libro o que alguien que conocían era muy fanático pero no contestaron solo miraron cabizbajos hacia otro sitio, ese silencio no me gustaba, era como si me hubieran estado ocultando algo, algo que si descubriera podría destrozar esta familia.
-No le habéis dicho nada ¿verdad?- preguntó el chico.
-¿Qué es lo que no me han contado?- pregunté desesperada, no me gustaba  nada esta situación, ¿Qué podría ser eso que mi familia me estaba ocultando?
-¿Qué querías que hiciéramos? ¿Contarle esta cruel verdad?-Dijo mi madre al borde del llanto.
-No es su destino, además que es imposible que despierte no le hemos dado ningún entrenamiento por lo que no será útil para la organización- Dijo el abuelo.
-Eso no es verdad, ya ha habido señales- dijo el chico.
-¿Qué dices? No puede ser, nos habríamos dado cuenta-Argumentó mamá.
-Pues si no me creen pregúnteselo a ella- dijo con firmeza.
Mamá vaciló pero se repuso rápidamente y me formuló la pregunta.
-Kairi, ¿Sentiste algo cuando estabas con aquel vampiro?-
-Aparte del miedo y de que pensaba que iba a morir, no- contesté
Mamá y el abuelo se aliviaron pero entonces recordé  algo.
-Un momento, antes de que me atacara sentí un dolor punzante en el pecho y también como si el corazón me ardiera.
La cara de mamá y el abuelo cambió, tenían el horror pintado en ella, sin embargo el chico tenía una sonrisa de suficiencia.
-Esa es la señal de que vuestra hija está destinada a ser uno de los cazadores- dijo el joven- y también sabéis que no hay elección porque un cazador es distinto de los humanos corrientes y si no se le adiestra podría perder el control de su poder.
Los dos asintieron y se fueron de la habitación apesumbrados.
Yo seguía en shock por  lo que había ocurrido, seguía sin entender casi nada pero algo si tenía claro, tendría que alejarme de mis seres queridos por un tiempo y no sabría si regresaría.
El joven se levantó de la silla y se dispuso  a salir también de la habitación pero mi voz le detuvo.
-Espera- le rogué-¿Quién eres tú?
El se giró y me lanzó una mirada con aquellos ojos azul gris, no me había dado cuenta de que su figura era como un témpano de hielo, su piel blanca y su pelo platino además de una extraña cicatriz en su cuello.
-De ahora en adelante, seré la única persona en la que podrás confiar.

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Recogí un libro que quería llevarme y me despedí de luna acariciándole la cabeza, dí un último vistazo a mi habitación y cerré la puerta, sabía que tal vez no volvería más pero al menos si ocurría que estuviera tal y como la hubiera dejado.
Me  acerqué al cuarto de la abuela y saqué la llave de plata que me había dado en su lecho de muerte y que me había indicado que cuando me fuera de casa abriera su cajón y que cogiera lo que había dentro. Introduje la llave en el cajón y lo abrí, estaba totalmente vacío así que pensé que la abuela me estaría diciendo que para arreglar mis asuntos solo tenía que creer en mí pero antes de cerrar el cajón observé algo en el fondo, era una caja de terciopelo azul, la abrí y en ella encontré un colgante con una perla de zafiro y dos lobos plateados entrelazados sujetándola.
-Gracias abuela- dije, cerré la caja y salí del cuarto.
Bajé las escaleras del edificio  y me encontré al abuelo y a mamá esperándome a la salida, mamá estaba apoyada en el hombro del abuelo al borde del llanto, me miraba como si no fuera a verme nunca más, me acerqué a ella y nos fundimos en un cálido abrazo.
El joven estaba fuera, esperándome, abrí la puerta del portal y les dediqué una última sonrisa, mamá no pudo reprimirlo más y rompió a llorar en el hombro del abuelo, solo dejé de escuchar los llantos con el ruido de la puerta, sin mirar atrás me coloqué a la misma altura que el joven.
-Y ahora recuerda, a partir de ahora ya no tienes pasado, solo un destino.
-Si, ser una cazadora- respondí con voz seria.
Seguimos caminando mientras la noche nos engullía y desaparecíamos de allí.

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Estaba cansada de andar sin parar pero no iba a quejarme por lo que hice de tripas corazón y aguanté lo que quedó de recorrido.
Nos internamos en el bosque de las afuera de la ciudad y cuando llegamos a un claro cerca del río Clawn, el joven hizo una señal para  que nos detuviéramos, yo me senté en una roca unos segundos para descansar.
Luego pusimos el campamento, el fue a por leña y yo a por agua. Durante la cena no comentamos nada aunque yo tenía mil y una cosas que preguntarle.
Cuando sacamos los sacos de dormir me dí cuenta de que el mío era el único que había.
-¿No vas a dormir?-Le pregunté al verlo sentado sobre una roca.
-Alguien tiene que hacer la guardia ¿No crees?-Me respondió
-Pero necesitas descansar, no creo que hayas pegado ojo desde anoche ¿O me equivoco?- insistí, si no descansaba podría ponerse enfermo y encima por mi culpa.
-Creo que deberías dejar de preocuparte por los demás y pensar en hacerlo en ti misma- Me dijo él.
-Tu mismo me lo dijiste- puntualicé.
-¿El qué?- preguntó extrañado.
-Que tú ibas a ser a partir de ahora en adelante la única persona en que podía confiar, por eso no debo de dejar que caigas enfermo por no descansar lo suficiente.
-Con eso no me vas a convencer Kairi- dijo mirando hacia otro lado pero al volver a mirar donde yo me encontraba…
-¿Kairi? ¡Kairi!- gritó levantándose rápidamente.
-Aquí atrás- le indiqué en tono chulesco.
Con un rápido movimiento le agarré de la oreja y empecé a tirar de él, provocando en el joven más de una maldición.
-Y esta es tu gran idea para que no haga la guardia, cuando me libere no te habrá servido de nada auu y deja de tirar- se quejaba mientras que tiraba de él.
Prácticamente lo tuve que atar al saco de dormir por que si no se iba a escapar.
-Cuando te quedes dormida saldré te lo garantizo- dijo el intentando liberarse.
Me metí en el saco de dormir con él, la verdad es qué en ese saco de lo grande que era cabíamos los dos perfectamente, me agarré a él y cerré los ojos.
-¿Qué estás haciendo?- preguntó súper extrañado.
-Te uso como oso de peluche y de paso me aseguro de que no te escapes y ahora duerme y calla- le contesté.
-¿Te puedo preguntar algo?- dije antes de que se me olvidara.
-¿Qué quieres? Así no voy a pegar ojo que lo sepas- me contestó él.
-Me gustaría que me dijeras tu nombre- terminé.
-Helios- me contestó- Y si ya no hay más preguntas... ¿Eh?
Me había quedado profundamente dormida, tantas emociones habían hecho mella en mí.
-Está chica es un caso perdido- dijo Helios con sorna.
Me acarició el pelo y deshizo las cuerdas
-Espero que este trabajo no borre esa sonrisa de luna- dijo Helios, cerró los ojos y se durmió.


             Noche 3. Academia de cazadores.


<< ¿Por qué soy diferente a ti?>>

<< Tú eres pura como el agua, pero yo estoy manchado con la sangre de muchos>>

<< Pero sigo sin comprender nada>>

<< Por favor márchate no quiero hacerte daño a ti también, si algo te ocurriera no me lo perdonaría>>

<< Espera, por favor no te vallas, vuelve>>

Me desperté sudando, otra vez ese sueño, me levanté y no vi a Helios por ninguna parte, “Seguramente habrá ido a por algo de desayunar”- pensé.
Me acerqué al río y me dí un baño, el agua era cristalina y de vez en cuando se veían algún pez nadar río arriba. Cuando terminé volví al campamento pero sin ver  a Helios por lo que me preocupé, me interné un poco en el bosque pero sin alejarme mucho no quería perderme, pero no dí con él, me disponía a volver al campamento cuando divisé a Helios en unos arbustos así que me dirigí hacia allí pero cuando estuve cerca, Helios me sintió, se puso detrás de mí y me tapó la boca con la mano.
-Te dije que no te fueras, cabezota- me increpó entre susurros.
Me quitó la mano de la boca y nos escondimos entre los arbustos, Helios estaba observando a dos  personas que estaban hablando.
-¿Qué ocurre? ¿Quiénes son?- pregunté.
-Son básicos- contestó Helios.
-¡Vampiros!- exclamé escandalizada.
Helios volvió a taparme la boca y uno de los que estaban hablando se fue acercando a donde nos encontramos pero gracias al cielo un conejo salió de los arbustos y confundió al básico.
-No pasa nada es solo un conejo- y volvió a donde se encontraba el otro.
Helios se alivió y me quitó la mano de la boca.
-No grites, además ellos no son técnicamente vampiros- continuó Helios.
Fruncí levemente el ceño.
-Pero cuando me atacó estuvo a punto de clavarme sus colmillos- le dije.
-Te lo explicaré para que lo entiendas, se les incluye en el grupo de vampiros porque matan chupándoles la sangre a sus victimas pero además se comen el cuerpo.
Puse una mueca de asco.
-¿Y por qué lo hacen?- pregunté cada vez más intrigada.
-Los básicos son seres sin cuerpo y para sobrevivir necesitan tomar el cuerpo de otro ser y cuando succionan la sangre obtienen poder y luego nada mas ingerir el cadáver se transforman en esa persona- terminó Helios.
-Entonces la señora que aparentaba era…-
-Sí debió de ser su última víctima- dijo Helios
Un escalofrío me recorrió la espalda.
-¿Y qué vas a hacer ahora?- pregunté.
No me contestó solo me dedicó una sonrisa de seguridad.
Rápido como el rayo salió  del arbusto, sacó su pistola y de un solo disparo se cargó a los dos básicos.
Le observé maravillada, tras el disparo los básicos se transformaron en fina ceniza.
-Eres increíble, te los has cargado con un zas… y pan y les pateaste el trasero, ha sido bestial.
-No te emociones, con un buen entrenamiento tú también podrás y además ya hemos llegado- dijo Helios con una sonrisa
-¿Llegar? ¿Llegar adonde?- pregunté atónita.
-A la academia-Respondió Helios.
Hice un gesto de extrañeza, no entendía nada de lo que me decía o más bien no entendía a Helios.
Helios alzó una extraña hoja azul y rezó.
-En nombre de la sagrada organización de cazadores abrid las puertas de la academia.
-Helios… le estás hablando al bosque- dije agitando los brazos.
-¿Eso crees?- se limitó a decir.
De repente se escuchó un golpe seco como el de una palanca accionada y la arboleda que teníamos delante empezó a transformarse.
Los árboles empezaron a convertirse en una especie de fortaleza colosal que de ancho no parecía acabarse nunca y estaba protegida por dos puertas de madera y plata.
Me quedé boquiabierta, del estupor no podía articular palabra, abría y cerraba la boca sin saber que decir.
Las puertas se abrieron y Helios comenzó a caminar así que me limité a seguirle.
Se puso a hablar con un guardia que se encontraba en el interior y en alguna ocasión se referían a mí mirándome y haciendo gestos. Cuando terminaron de hablar nos adentramos en aquel enigmático lugar.
Allí se encontraban muchos jóvenes de mi edad en medio de una especie de entrenamiento; unos se encontraban practicando el tiro con arco, otros estaban luchando entre sí con extrañas armas y algunos estaban sentados en el suelo formando un círculo con los ojos cerrados muy concentrados como si invocaran algo.
Seguimos andando hasta un edificio, blanco, puro, con diversas columnas que formaban un pasillo y al final una puerta custodiada por dos estatuas de tigres de bengala, o eso esperaba que fueran, en las escaleras que llevaban a ese lugar había una enorme alfombra roja que me recordaba a la que veía por la tele con mi madre sobre los Oscars.
Sacudí la cabeza y comencé a subir las escaleras.
“Debo de dejar de pensar en mamá y en todo lo demás, ya me lo aconsejó Helios, un cazador con un pasado más allá de la organización que esté atado a algún lazo de afecto es vulnerable y fácil de matar”
Cuando llegamos a lo alto de las escaleras Helios me dijo que me quedara aquí.
-No tardaré mucho, tengo que arreglar el papeleo de tu traslado aquí-.
Dicho esto se alejó por ese pasillo mientras yo observaba su figura alejarse cada vez más hasta desaparecer tras la puerta.
Me senté en lo alto de la escalera a esperar, hasta que de repente.
-¡¡¡Cuidado, agáchate!!!- escuché gritar alcé la cabeza y vi a una flecha que venía a toda velocidad hacia mí por lo que me encogí como una bola y cuando la flecha pasó por encima casi se podía escuchar la punta de la flecha rozándome la chaqueta e incrustándose en la columna que tenía detrás. Cuando sentí que el peligro había pasado me recompuse y le increpé a la voz que venía de debajo de la escalera.
-¿Sabes? Eso a estado a punto de matarme, ten más cuidado- Estaba cabreada no llevaba ni un minuto en esta academia y casi me voy a criar malvas al cementerio.
-Perdóname, se me desvío la flecha, enserio, lo siento muchísimo- se disculpó el chico.
Le observé con más atención, era un chico afroamericano, un poco grueso, de nariz grande y amplia sonrisa llevaba colgado del cuello un collar dorado y una gorra estilo rapero.
-Bueno está bien, te perdono- le dije en un tono más amable, además tampoco hacía falta pasarse con el chaval, parecía arrepentido de verdad.
El chico alzó la cabeza.
-Me parece que eres nueva- dijo convencido.
-Así es premio para el señorito- le contesté de guasa.
El se río y esbozó una sonrisa.
-¿Cómo te lamas?-Me preguntó.
-Kairi ¿Y tú?- le contesté.
-Yo soy el amo de este sitio, el rapero Gorka- dijo guiñándome el ojo.
De repente escuchamos una voz grave gritando.
-¡Gorka, deja de fanfarronear y vuelve aquí con esa flecha!-.
-Ups, el entrenador me ha oído, tiene un oído finísimo sobre todo para cuando hago tonterías- dijo sin dejar de sonreír.
-Bueno me tengo que ir, espero que seamos compañeros, adiós Kairi- dijo mientras se alejaba.
-Adiós- dije yo agitando la mano.
En esto Helios salió de la habitación y se acercó a donde me encontraba.
-¿De quién te despides?- Me preguntó.
-¿Por qué, estas celoso?- le piqué.
-No, solo es que a partir de ahora soy tu mentor y me intereso por ti.- me contestó de manera natural.
-¿Mi mentor? Perdona nene pero para eso tienes que ser mayor que yo, como unos 35 años más que yo además de que dentro de 3 años seré mayor de edad así que…
-Soy mucho mayor que tú Kairi, unos 100 años más- me contestó Helios con una sonrisa de seguridad.
Le miré con el ceño fruncido.
-Lo que me has dicho tiene 3 posibilidades- le dije- Una que me mientas, la más probable, segunda que mientas descaradamente y tercera, la menos probable, que digas la verdad.
-Piensa lo que quieras- dijo Helios sin dejar de sonreír.
Suspiré profundamente, no tenía ganas de ponerme a pelear estaba cansada de andar de aquí para allá además de no comer nada.
De repente mi estómago empezó a protestar, me puse roja de vergüenza y Helios se rió.
-Bueno, vamos a comer algo que parece que la bestia se ha despertado- comenzó a caminar y yo le seguí por detrás.
Llegamos a un edificio alargado como un comedor escolar abrimos la puerta de metal y tal y como me imaginaba el interior estaba lleno de mesa y sillas como en la cafetería de mi instituto pero sirviendo la comida no estaba la típica cocinera con redecilla sino un ser verde con una enorme nariz poblada de algunas verrugas me quedé impactada pero como no quería hacer el ridículo decidí hacer lo mismo que Helios me serví la misma comida que sorprendentemente tenía una pinta exquisita y olía que alimentaba me senté junto a él y comencé a comer.
La comida estaba deliciosa al parecer eso de que las apariencias engañan era verdad porque aunque la cocinera no parecía que tuviera mucha idea de cocinar sus platos eran una delicia. Me los acabé enseguida y me dio tiempo de preguntarle a Helios.
-¿Qué o quién es?- pregunté en voz baja.
-¿Quién Rosa?- preguntó con un espagueti colgando de la boca.
-Si- me limité a decir sin contarle que tenía un gusano de tomate debajo de la barbilla.
-Es una Orka familiar- dijo sin darle mucha importancia.
-¿Y? ¿Qué hace aquí?- insistí.
-Nos alimenta a todos, a humanos, orkos, ninfas, licántropos… todos los cazadores y en tu caso aprendiz de cazador.
-Eso quiere decir que los cazadores no son solo humanos- puntualicé.
-Bueno, al principio éramos solo humanos pero luego los descendientes de familia de cazadores empezaron a mezclarse con los del mundo de la fantasía y se empezaron a ayudar mutuamente- terminó Helios levantándose.
Me había dado cuenta de que no se había quitado el tomate de la cara.
-Esto… Helios… tu cara…- dije tartamudeando.
-¿Qué le ocurre?- preguntó extrañado.
-Nada, nada de nada solo era que…- dije sin demasiada convicción ya se daría cuenta por sí mismo.
De repente se abrió la puerta metálica y por ella surgieron un montón de jóvenes la mayoría humanos, a simple vista pero que si observabas con más detalle te dabas cuenta de que tenían algunas diferencias, por ejemplo; algunas chicas tenía las orejas puntiaguda o finas branquias en el cuello, algunos chicos tenían unas pequeñas membranas entre los dedo u orejas de elfo además de que algunos tenían ojos como los de un gato y otros le sobresalían del pelo unos pequeños cuernos pero también había humanos completos como Gorka que fue de los últimos en entrar acompañado de dos chicos gemelos pelirrojos y ojos amarillos y una chica humana de ojos verdes pelo rosado y gafas.
Cuando Gorka me divisó se acercó corriendo hacia donde yo estaba.
-Hola Kairi, ¿Tú también vienes a comer?- me preguntó.
-No, acabo de comer hace un momentito- le contesté.
-¿Ya has visitado toda la academia?- preguntó curioso.
Yo negué con la cabeza.
-La verdad que creo que Helios con lo ocupado que estará no podrá enseñármela- dije apenada.
-¿Helios? ¿Tú mentor es Helios?- preguntó sorprendido.
-Sí, ¿Por?- le contesté sin darle mucha importancia.
-No sabes la suerte que tienes, Helios es de la élite de los cazadores a pesar de su juventud a trabajado en muchos casos y los a cumplido con diligencia es uno de los ídolos en esta academia- dijo abriendo los ojos como platos.
-Vaya- dije intentando parecer sorprendida.
-Bueno, ahora ven conmigo que quiero presentarte a la pandilla- dijo cogiéndome de la mano y tirando a toda velocidad de mí.
Nos acercamos a una mesa en donde se encontraban los gemelos y la chica pero además también había un chico rubio de ojos verdes escuchando música por el ipod.
-Hola a todos, os presento a Kairi, la nueva de la que os he hablado- dijo presentándome.
-Hola-dijo uno de los gemelos.
-Kairi- terminó el otro gemelo-encantados
-De conocerte- volvió a terminar el gemelo.
Gorka se puso la mano en un lado de la mejilla para que no se oyera.
-Tienen la manía de terminar la frase del otro, por que comparten poderes mentales y son capaces de leer tu mente-.
Luego de la aclaración siguió con las presentaciones.
-Estos son Lee y Zack Serkal- dijo dirigiéndose a los dos gemelos.
-La encantadora chica que tengo a mi derecha es Sara Squiruil, su familia es una de las famosas se podría decir que es de la nobleza de los cazadores- dijo guiñándole un ojo a la joven.
-Gorka no te pases ya sabes que solo soy una aprendiz más, no me gusta que me recuerden cada dos por tres mi linaje, es molesto, siento que te hayas visto involucrada en esta pequeña charla Kairi, espero que seamos buenas amigas- dijo ofreciéndome la mano.
Yo la estreché y nos sonreímos mutuamente.
-Y por último, pero no menos importante, Zet Kalina, nuestro pasota oficial y dj particular- terminó con guasa Gorka.
Zet alzó la mirada pero con los ojos entrecerrados, apagó el ipod, se quitó los cascos y me ofreció la mano. Este gesto provocó una reacción de sorpresa en los demás.
-Vaya, vaya, Kairi has logrado en dos minutos lo que nosotros hemos intentado durante meses, que Zet se quite los cascos y le dedique unos minutos de su tiempo- dijo Gorka, Sara le dio un codazo.
-Bueno, encantada- dije nerviosa estrechándole la mano.
-Igualmente y tranquila no soy un ogro- dijo sonriendo.
-Si ya…-comentó Gorka y Sara esta vez le dio un buen pisotón y tomó la palabra.
-Bueno, como ya conoces a la pandilla nos podrías hablar un poco de ti, por ejemplo a que familia perteneces.
-Pues mi familia es la Kyuritso…-dije pensativa.
Tras aquellas palabras se quedaron mudos con los ojos abiertos como platos.
-No puede…-comenzó Lee.
-Ser-Terminó Zack.
-¿Ocurre algo?- pregunté preocupada por su reacción.
-Nada… solo…- comenzó Gorka serio.
-¿Solo qué? Decidme- dije ansiosa.
-Perteneces… a la familia… ¡Más guay de la organización!- gritó lleno de contento Gorka.
Puse un gesto de extrañeza.
-Tu familia es legendaria Kairi, tus antepasados lideraron un ejercito para vencer a una poderosa familia de vampiros y lo confinaron en la más perpetua oscuridad, por eso sois venerados, es increíble tener a una Kyuritso delante de mis ojos- dijo Sara expectante.
La verdad es que me sentí aliviada por saber que mi familia había hecho algo así pero seguía sin comprender por qué el abuelo y mamá no me habían hablado de está vida, que tendrían en contra de ella no lo sabía pero me pondría a investigarlo.
-Hey Kairi, ¿Has visitado la academia?- preguntó Zet.
Negué con la cabeza.
-Pues entonces nosotros seremos tus guías, quienes mejores que nosotros para enseñarte el lugar- dijo Gorka agarrando a Zet y revolviéndole el pelo.
-Bueno primero se lo tengo que preguntar a mi mentor- dije en voz solemne.
De repente sentí una mano en mi hombreo.
-¿Cómo que tu mentor? No hables de mí tan formalmente que me haces parecer un viejo- dijo Helios- además te quiero perder de vista un poco así que ve, anda ya estás tardando-dijo alejándose por la puerta.
-Eso significa que sí- dijo Gorka entusiasmado me cogió de la mano y todos se pusieron a correr. La verdad no sabía a donde me llevaría esta pandilla pero me parecían gente de fiar, así que decidí dejarme llevar.

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-Primero te enseñaremos los dormitorios- dijo Gorka.
-Hay cuatro tipos-Dijo Sara
-Los dormitorios águila, león, lince y pantera- dijo Zet
-¿Por qué se llaman así?-Pregunté extrañada.
-Pronto lo…- comenzó Zack.
-Descubrirás-terminó Lee.
Cuando llegamos habían cuatro edificios altos llenos de hiedras y algunas con flores, tenían un patio que los comunicaba a los cuatro y cada uno tenía un estilo distinto; los dormitorios águila eran los del edificio más alto y tenía amplios ventanales además de un observatorio en el piso superior, los dormitorios lince eran el más grande y estaba un poco escondido entre las hiedras, el dormitorio león estaba en medio de los otros dormitorios, era espectacular,  tenían una especie de gimnasio con diversas máquinas de entrenamiento y los dormitorios pantera era un edificio un poco más apartado además de tener diversos aparatos electrónicos.
 Cuando salimos de allí estaba muy intrigada, quería saber el por qué de esos nombres pero no me esperaba que la respuesta llegara de esta manera.
De repente un león apareció delante nuestra, yo me asusté pero ellos no se inmutaron parecía como si no les importara, sin venir a cuento el león se tiró encima de Gorka, el miedo me paralizó solo pude cerrar los ojos pensando que lo habría matado de un zarpazo, sin embargo en vez de gemidos de dolor escuché risas así que abrí mis ojos y encontré al león lamiendo a Gorka y el riéndose, me alivié al comprobar que estaba bien pero seguía sin comprender el comportamiento del león.
-¿Te habías asustado?-me preguntó Sara.
-La verdad es que sí- le contesté humilde.
-Tranquila, a nosotros también nos pasó la primera vez que vimos a Sam- dijo Zet.
-Eso es…-Comenzó Lee.
-Cierto-Terminó Zack.
-Siento haberte asustado, te presento a mi compañero Sam mi rastreador- dijo Gorka.
-¿Rastreador?- pregunté.
-Nosotros somos cazadores y como uno cualquiera necesitamos un sabueso que rastree nuestra presa, así que eso son los rastreadores pero no son rastreadores comunes, son los mejores ejemplares de cada especie entrenados para rastrear vampiros- dijo Sara.
De repente apareció de entre los arbustos una enorme pantera con un pelaje negro como el azabache.
-Este es Phix- dijo Sara, la pantera respondió con un rugido.
- Este es Ray- dijo Zet señalando a un enorme lince ibérico que se acercaba.
Su pelaje se confundía con el entorno.
-Y por…- comenzó Zack.
-último- termino Lee.
De repente, en el cielo aparecieron dos enormes águilas reales que se posaron en el brazo de los gemelos, una tenía las plumas rojizas como el fuego y la otra tenía la cabeza blanca y el resto de plumas plateadas.
- Estos son Leyshi…-Comenzó Lee.
- y Senshi- terminó Zack.
Estaba maravillada por la majestuosidad de aquellos animales y deseaba tener uno.
-Esta noche recibirás el tuyo- Dijo Gorka.
-¿Cómo estás tan seguro?- pregunté.
-Porque a todos los nuevos nos han entregado nuestro rastreador la primera noche- terminó Sara con convicción.
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El resto de la visita siguió tranquila, me mostraron el lugar de entrenamiento, el lago curación, un lago cuyas aguas milagrosas sanaban cualquier herida y también la oficina del prefecto, además de la sala de historia, donde se encontraba tallada toda la historia de los cazadores.
Anocheció y los chicos me llevaron al lago curación donde estaba mucha gente congregada. Al ver que llegaba me abrieron un pasillo hasta un altar, allí se encontraba Helios, impasible y también un anciano de larga barba blanca y túnicas violetas.
Cuando llegué allí el anciano mandó a que todos que se callaran.
-Querida Kairi, bienvenida a nuestra academia, nos resulta un enorme honor tener a una Kyuritso entre nosotros, bueno ahora procederemos a la asignación del rastreador.
Encima del altar había una caja de madera con tallas en la cubierta, el anciano abrió la caja y en ella se encontraba 4 colgantes; uno tenía una bola de rubí y dos leones de oro entrelazados sujetándola, el otro tenía una bola de esmeralda y dos linces de bronce entrelazados sujetándola, el otro tenía una bola de amatista y dos panteras de oro blanco sujetándola y el último tenía una bola de topacio y dos águilas de cristal sujetándola.
-Ahora ve probándote cada uno de estos colgantes y con el que consigas invocar a tu rastreador te será asignado tu dormitorio.
Yo asentí, primero me puse el de la pantera y mi cuerpo empezó a emanar energía que parecía formar algo pero rápidamente se esfumó.
Continué con todos pero seguía pasando lo mismo, todos estaban estupefactos hasta que de repente recordé algo.
Sin pensar metí la mano en mi bolsillo y saqué la caja de terciopelo azul. Todos estaban expectantes, esperando mis movimientos, cerré los ojos concentrada y saqué el colgante.
Nada más sacar el colgante al anciano se le abrió los ojos como platos, Helios también parecía sorprendido, yo no sabía que ocurría solo que una energía me hizo ponerme el colgante.
De repente, la gema comenzó a brillar y a emanar energía y comenzó a formar una figura y si previo aviso una luz cegadora iluminó la noche, cuando el resplandor desapareció en su lugar se encontraba un enorme lobo plateado de dos colas era mas grande incluso que el león de Gorka.
Todos los espectadores estaban estupefactos por lo que había pasado, pero luego el anciano recuperó la compostura.
-Al parecer eres una Kyuritso excepcional, hacía mucho que nadie invocaba al lobo plateado, por lo que te tengo que destinar a los dormitorios Luna, siéntete afortunada- terminó el anciano con una sonrisa.
Todos se lo tomaron como algo bueno y empezó la fiesta pero yo quería alejarme de todo aquello por lo que seguí al lobo, hasta llegar por detrás de los otros dormitorios y llegamos a un edificio que superaba a los otros 4 juntos, la puerta estaba cerrada pero sabía cual era la llave saqué la llave plateada y abrí la puerta, al entrar me encontré con un lugar limpio e impoluto, aunque la fachada daba a entender que este lugar no era visitado el interior decía lo contrario.
Subí las escaleras hasta llegar a una amplia habitación con unos ventanales con vistas a un lago, no me quise entretener, estaba cansada y solo quería descansar por lo que vestida me metí en la cama. El lobo se encontraba acostado al lado de la cama, la luna llena acentuaba el tono plateado de su pelaje, era hermoso.
La verdad es que no quería dormir sola, por lo que cogí la colcha y la almohada y me acosté junto a él, sentía frío así que me arrimé más a él, su cuerpo era calido y eso me reconfortaba. No pude resistir la tentación por lo que me arrimé todo lo que pude y luego le pasé uno de mi brazo en su lomo.
La noche era fría y peligrosa pero junto a aquel lobo me sentía a salvo.






Noche 4. Entrenamiento Especial (Parte 1)


Los primeros rayos de sol penetraron por la ventana, yo me abracé al lobo, pero sentí que su cuerpo había menguado en comparación a la noche anterior y que el manto de pelo había desaparecido ahora su piel era lisa y suave, abrí lentamente los ojos y  me encontré con un joven de piel tostada cuerpo curtido y pelo castaño. Me levante de un salto y empecé a gritar sobresaltada.
-¡¿Quién eres tú, como has entrado y que has hecho con el lobo de 2 colas que estaba aquí, venga responde?!-.
El joven seguía dormido por lo que empecé a tirarle las almohadas con lo que conseguí que dejara su estado somnoliento.
-Lea por favor que quiero dormir- dijo tapándose con la sabana y poniéndose una de las almohadas en la cabeza.
-¿Lea?- pregunté extrañada- Yo no soy Lea, soy Kairi.
El joven se había vuelto a dormir por lo que tuve que ponerme seria.
-¡¡¡Te despiertas o te despierto, me cago en la mierda!!!- La verdad es que odiaba ponerme de mal humor pero la situación lo requería.
El chico dio un salto que se puso de pie por el susto, además así se despertó del todo.
-Muy bien, eso es otra cosa, despiertito te quería ver- dije con los brazos en jarras.
- Espera un momento… ¡Tú no eres Lea!- dijo señalándome.
Di un suspiro y puse los ojos en blanco.
-Mira, por fin lo pilló-
-Bueno nene ¿Ahora me vas a decir que haces aquí en lugar de un lobo de 2 colas?- Ese chaval me estaba haciendo perder la paciencia.
-No es por nada pero yo soy el lobo de 2 colas- dijo tímidamente.
Seguí mirándole un buen rato, me reí de eso y dije con sorna.
-Si tú eres un lobo de 2 colas, yo soy la number one de aquí, no te fastidia-.
-Créeme, soy el rastreador de Lea Kyuritso- insistió el joven.
De repente me acordé de algo, Lea era el nombre de mi abuela y además si mi familia era una de los cazadores ella debería tener un rastreador, pero aún había cosas que no encajaban.
-Sigo sin creerte pero para que lo sepas, Soy Kairi Kyuritso y Lea era mi abuela-
dije seria.
-Eso no puede ser, si no han pasado ni dos horas desde que me metió en el colgante tras la última misión- dijo con un tono de desesperación en su voz.
- Te refieres a este ¿verdad? – dije sacando el colgante.
-Sí, pero no comprendo por qué lo tienes tú, el colgante de un cazador es único y solo el mismo puede tocarlo, a menos que lo traspase, pero eso acaba por matarlo en una larga agonía, que se manifiesta con una enfermedad que dura 8 meses, por eso en la academia se utiliza unos colgantes diferentes para evitar eso- dijo el joven.
Escuchaba atónita, la enfermedad de la abuela fue igual y en su último día fue cuando me entregó la llave para el cajón de su mesilla, mi mente se llenaba de sentimientos de estupor, desesperación y miedo.
Al escuchar eso mis piernas fallaron y caí de rodillas mirando al suelo y las lágrimas empezaron a inundar mis ojos, mi abuela había muerto para entregarme este colgante, por mi culpa había impulsado a la persona que más apreciaba a morir y porqué, no lo sabía.
El joven al verme derrumbada y llorando se acercó a mí al comprender lo que había ocurrido, me abrazó durante un buen rato mientras me desahogaba, tras 10 minutos de llanto incesante mis ojos comenzaron a calmarse hasta quedar completamente secos
De repente el colgante comenzó a brillar y se transformó los lobos se convirtieron en lobos de 5 colas y la piedra en una joya espiral con líneas de rubí, ópalo, esmeralda, cuarzo y zafiro.
Los dos nos separamos y el joven me dedicó una sonrisa cálida, yo no comprendía lo que había ocurrido.
-Kairi, el colgante a reaccionado a tus sentimientos y se ha trasformado en una joya propia, este es tu colgante único y además a mí me has transformado, ya no seré un lobo de dos colas, sino un ser totalmente diferente- dijo el joven, se arrodilló como en señal de lealtad con la cabeza gacha.
-A partir de ahora seré tu rastreador, este lazo de lealtad será inquebrantable hasta que mi maestra me sea arrebatada por las garras de la muerte entonces yo desapareceré en la oscuridad.
Estaba atónita por todo aquello, pero la verdad es que me hizo sentar mejor, yo le sonreí y le hice que se levantara, provocando un gesto de sorpresa en él.
-No te arrodilles, ni que fueras un caballero andante-.
Sin previo aviso apareció un espacio luminoso en la habitación del cual surgió Helios, con su mirada impasiva de siempre.
-Parece que ya estas despierta, mejor, te quiero en la puerta principal en 15 minutos ¿Está claro? Y no llegues tarde- Dijo desapareciendo de nuevo en el haz de luz.
-Pero bueno, si no son ni las 5 de la mañana, este me quiere matar, bueno no me voy a quejar-.
Me dirigí al baño y me asee un poco luego bajé derechita a la puerta, llegué con 7 minutos de antelación pero ahí estaba Helios apoyado en la puerta.
-Te dije que no llegaras tarde, pero tampoco quería que vinieras pronto, solo a la hora exacta, no creas que llegando pronto me vas a hacer la pelota, ¿Lo captas?- dijo saliendo por la puerta.
Ese comentario hizo que me empezara a cabrear y casi estuve a punto de estallar pero me contuve, sabía que ese era su carácter por lo que no tenía que perder los papeles.
Salimos por a puerta y le seguí hasta un gran claro en la arboleda.
De repente desapareció en un instante pero antes de que yo pudiera reaccionar se colocó detrás de mí y colocó su pistola en mi cabeza.
-Muy lenta, si fuera un vampiro ya estarías muerta- dijo impasivo.
-Pues enséname a no ser tan lenta- le desafié.
-Pensé que no lo dirías nunca- dijo él con sorna.
Estuvimos no se cuanto tiempo entrenando, el me atacaba y yo me defendía, sus ataques eran muy potentes y agotaban mi fuerza pero aún así resistí hasta el final.
-Bueno creo que es suficiente por hoy- dijo alejándose.
Yo jadeaba por el esfuerzo y casi no podía respirar, pero había aguantado por lo que ahora podría desayunar pero…
-Ah, y una cosa más, no llegues tarde al entrenamiento estándar, se realiza en el centro de entrenamiento numero 5 ¿Lo captas?- dijo alejándose de nuevo.
Estaba bastante cabreada, lo captas, lo capta, ¿Quién se cree que es?
-Uf, me pone de los nervios, me saca de mis casitas- dije cabreada.
Zero me toco el hombro y me corrigió.
-Maestra, querrá decir casillas- dio muy cordial.
-Bueno, también se puede decir así- dije con una risa tonta.
-Por cierto, no me llames maestra, que si no me harás parecer una vieja, llámame Kairi.
-Está bien- dijo con una sonrisa cálida.
-Además, estamos en confianza ¿o no?- le repliqué.
-Pues… sí- dijo tímido.
Entonces me dio mi típico ataque de enrollarme como una persiana y empecé a hablar sola.
-Bueno, a mí no me gustan las confianzas ¿A ti te gustan las confianzas?- le pregunté pero yo seguí hablando antes de que pudiera contestarme seguí hablando.
-Bueno pero tampoco me voy a volver loca tampoco- dije girándome y de repente le vi en una esquina haciendo círculos en el suelo, la verdad es, que lo había tratado como si no le hiciera caso.
-Bueno, Zero ¿Verdad? ¿Nos vamos?- le dije para que n siguiera con esa mala aura que le rodeaba.
-De acuerdo- dijo asintiendo y sonriendo.

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Llegamos al campo de entrenamiento 5, allí se encontraban Gorka y los demás con sus rastreadores en forma humana que extrañamente parecía que eran del mismo sexo que ellos algo que me extrañó. Gorka al verme me saludó efusivo, bueno, como siempre, era un chico bastante enérgico y que nunca parecía perder la sonrisa.
-Hey Kairi, por aquí, ponte con nosotros- dijo agitando los brazos para que le viera, me di cuenta enseguida porque era el único que no estaba en fila, entrenando o haciendo algo.
Cuando me acerqué vi que Sara le había dado un capón y que estaba un poco roja de vergüenza.
-Buenos días Kairi- Me saludó muy cordial, a su lado había una chica de pelo corto, con mechones desiguales y reflejos violetas, ojos negros, orejas de gato, piel pálida, vestido negro corto, escote barco con varias cintas cubriéndole todo el espacio libre en el escote, unas mangas largas con ondulaciones, dos cintas en forma de lazo gris con un cascabel en cada extremo, medias a rayas, blancas y negras, una gargantilla ancha blanca con un cascabel, unos brazaletes negros en las muñecas y una cola larga negra.
La cual me hizo una leve reverencia.
Los gemelos estaban entrenando, usando unos báculos, enfrentándose entre sí y sus águilas eran dos chicos; uno pálido como la nieve y pelo gris y el otro con la piel tostada y el pelo castaño, se lanzaban rayos, ascuas y alguna ráfaga de viento.
De repente aparecieron unos cuantos adultos por la puerta y los alumnos se fueron reuniendo en grupos de tres, uno de ellos se acercó a nosotros, debía ser el mentor de Gorka porque le estaba echando la bronca incluso antes de comenzar, Era un hombre alto y fuerte, bronceado por el sol, con el pelo negro y una barba que solo le cubría una estrecha franja de debajo de la barbilla y se estaba fumando un cigarrillo.
Al verme me hizo una señal de que le siguiera.

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Me guío hasta un almacén de aspecto normal por fuera pero por dentro había una sala oscura con un centro brillante, cuando entré dejé de ver al hombre y la salida, por lo que me acerqué al umbral de luz pura.
Nada más pisarlo, empezó a moverse el suelo como si de un terremoto se tratara, cuando paró la sala parecía inmensa, infinita era el umbral de altura y también la oscuridad que había más allá de él.
El suelo se había transformado en una especie de vidriera azul y se habían formado unos pedestales, eran tres, en uno había un báculo como el de los gemelos, en otro había un mapa con un montón de figuras representativas y en el último había una espada.
De repente una voz profunda empezó a hablar.
-En los tres pedestales están las direcciones de tu destino, puedes seguir la sabiduría de los magos y brujos y también la estrategia en combate o por lo contrario puedes buscar tu propio destino en el campo de batalla con la experiencia y empuñando la espada, decide, pero hazlo con cuidado.
Tras esto la voz calló y el silencio se hizo impenetrable e insondable.
Yo siempre había preferido lo intelectual y lo que no representaba el peligro pero esos últimos dos días en la academia y durante el viaje con Helios me habían hecho cambiar de parecer, quería aventura, peligro por lo que sin dudar me acerqué a la espada pero de repente surgió otro pedestal en donde se encontraba una espada y una balanza pero también una gran barrera. La verdad es que lo siguiente no lo puedo describir, una fuerza sobrehumana me hacía acercarme al otro pedestal, esperaba que la voz se volviera a alzar para explicarme de que se trataba el último pedestal pero no lo hizo y tampoco hacía falta, lo descubrí enseguida, aquel último pedestal significaba el equilibrio de los tres anteriores, fuerza, magia y estrategia, los tres unidos son algo invencible, la barrera se deshizo y la espada se transformó en una especie de lanza, la agarre sin miedo porque había comprendido que era mi fuerza, la unión, la alcé y e la lanza salieron cinco rayos,
Rojo, azul, amarillo, verde y plateado, los cinco se dirigieron al haz de luz mayor y tras alcanzarlo el umbral desapareció y la oscuridad lo engulló todo pero no sentía temor, estaba segura de que con aquel objeto estaría protegida para siempre.